
La idea de estas líneas, como imaginarán al tratarse de un sitio dedicado a los integrantes de la familia canina, es abordar una triste realidad que no conoce de fronteras: la existencia de perros callejeros.
Basta con observar las calles mientras uno camina para advertir que, pese a los esfuerzos de numerosas organizaciones, son muchos los animales desprotegidos que pasan sus días a la deriva, expuestos a peligros de todo tipo y esforzándose solos para sobrevivir.
Si bien los perros de la calle muchas veces están en mal estado, lucen enfermos y hasta parecen agresivos, son seres que necesitan la ayuda del hombre y saben cómo agradecer su asistencia. Tal vez, más de una vez en tu camino haya aparecido un perro callejero: sólo vos sabrás si lo ignoraste, reaccionaste con violencia o fuiste bondadosa con él, pero cuando te vuelva a ocurrir, recordá este artículo y buscá el modo de hacer menos dramática la existencia de ese animal que el destino te ha hecho conocer.
Cabe resaltar que los perros que viven en las calles no tienen un único origen: las estadísticas dicen que la mayoría de ellos son mascotas abandonadas por sus dueños, pero también hay casos de perros que se extravían y otros que nacieron directamente sin el amparo de un hogar por la falta de esterilización a nivel general.
¿Qué se puede hacer al respecto? Pues, en primer lugar, tratar de encontrarle dueños responsables a cada animal callejero que uno encuentra a lo largo de su vida. Si eso no es posible, entonces se los puede derivar a un refugio canino que los acoja mientras se los ofrece en adopción.
Los perros de la calle no son malos. Tampoco sienten rencor ni tienen sed de venganza por haber sido abandonados o padecer toda clase de inconvenientes. Si los ves, no actúes con indiferencia: ayudalos. Ellos te lo agradecerán con un movimiento de cola o, por qué no, con un afectuoso lengüetazo a modo de beso.
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